POSICIONAMIENTO de la Comunidad Filosófica Monterrey A.C. ante el cierre de Opus 102.1 FM

Jaime H. Rodríguez Calderón

Gobernador del Estado de Nuevo León

 

A la sociedad de Nuevo León en general:

 

El reciente anuncio de cambios en la programación y la estructura de la radio cultural de Nuevo León ha generado, con razón, voces críticas y de alerta entre la ciudadanía. No son la mayoría de ellas, al contrario de lo que dice el gobernador Jaime Rodríguez, voces de “queja” ─aunque ya el mero tono con el que el gobernador se refiere hacia los ciudadanos debería alentar la queja que él mismo busca acallar─. Al contrario, son voces de ciudadanos que se preocupan por su entorno cultural, son las voces de aquellos que se sienten no sólo afectados, sino dañados por una decisión que, hasta el momento, hace gala de arbitrariedad, dogmatismo e imposición.

En lugar de aceptar la propia responsabilidad por la estrategia equivocada que ha seguido su gobierno al intentar imponer esta reestructuración de la radio pública de Nuevo León, sin informar abiertamente a la ciudadanía ni a los mismos empleados y funcionarios del gobierno sobre los detalles del proyecto, Jaime Rodríguez ha optado por arremeter contra los inconformes mediante expresiones ofensivas e indignas de su investidura. Dice: “Y a la comunidad esa que se queja sin preguntar, aquí estoy, pueden preguntarme y quitarse las dudas”.

La ciudadanía no tendría que preguntar, antes, el gobierno debió de haber transparentado y hecho público el nuevo proyecto e, incluso, debió de haberlo construido mediante mecanismos ciudadanos deliberativos y democráticos en los que participaran los interesados. Pero, en vez de ello, el gobernador impone un proyecto sorpresivo y desconocido para la mayoría, incluso para los mismos funcionarios del gobierno y locutores de Radio Nuevo León, un proyecto que además de salir a la luz de una manera que genera sospechas, justifica con los argumentos más pobres por su contenido y su expresión.

A pesar de que el gobernador ya ha mostrado no ser un digno interlocutor de una ciudadanía interesada y afectada, en parte porque cree que criticar es contrario de saber escuchar, creemos que es buen momento para tomarle la palabra. Él dice: “A quienes son cultos, educados y saben tambn [sic.] escuchar, no sólo criticar, siempre el gobierno debe de ver el mejoramiento de las cosas [sic.] que hace en beneficio de la sociedad, estoy a sus ordenes [sic.] para cualquier pregunta.” Puesto que preguntamos y escuchamos, no para conformarnos con sus respuestas, sino para siempre ejercer la crítica cuando sea necesario, exigimos una respuesta a las siguientes preguntas:

1. Dice Jaime Rodríguez: “la queremos hacer cultural para todos y no solo para un segrmento [sic.] de la población.” ¿Qué quiere decir “para todos”? Aunque la vocación de la radio pública es la pluralidad y la diversidad, decir que es para todos es una mera expresión que no significa nada en un proyecto institucional serio. ¿Quiénes son esos todos? ¿Adultos mayores, amantes de la música clásica, de la ópera, niños, agricultores, clase baja, clase alta, amantes del vallenato, del rock, etc.? Si no precisan esto, entonces podemos creer los ciudadanos de Nuevo León que este proyecto sólo se está sirviendo de expresiones populistas que suenan bien pero que no significan nada. Lo cierto es que esas estrategias pueden resultar útiles políticamente, pero suelen ser desastrosas si lo que se pretende es reestructurar instituciones o desarrollar proyectos culturales. Exigimos, pues, que definan quiénes son esos “todos” y de qué manera la nueva estación Libertad 102.1 cubrirá racionalmente la demanda de esa multiplicidad de grupos y sectores que el gobierno gusta nombrar como una simple masa informe.

2. “También queremos a través de ella informarle a todos uds [sic.] de las acciones educativas y culturales.” ¿De qué acciones educativas y culturales hablan? ¿Acaso Opus 102.1 no cumplía ya con esta función? ¿O es que, como parece, hay una intención de utilizar la nueva estación, diseñada para llegar al sector popular que le dio el apoyo a Jaime Rodríguez en las elecciones estatales de 2015 y proyectar su imagen en ese mismo sector de cara a las elecciones presidenciales del próximo año? La radio y la televisión públicas no son medios para difundir las aspiraciones electorales disfrazadas de obras del gobierno, además de violar la ley, éste no es su objeto ni su misión. En la Constitución mexicana se “prohíbe la transmisión de publicidad o propaganda presentada como información periodística o noticiosa” (art. 6°, ap. B, frac. IV). Exigimos que las instituciones sean utilizadas para beneficio de la población y no para conveniencia del gobernante en turno.

3. Continúa: “cambiaremos totalmente la programación para que más gente la escuche. La cultura es para todos los ciudadanos de Nuevo León no sólo para unos cuantos”. ¿Cuánto es más gente? ¿Cuántos escuchaban Opus 102.1? y ¿bajo qué criterio el rating de los programas de Opus es bajo? ¿Qué programas se escuchaban y cuáles no? ¿Por qué no se propusieron nuevos programas dentro de la programación ordinaria de Opus, programas con la misma vocación que los anteriores pero con nuevo formato? ¿Cuántos se espera que escuchen Libertad 102.1? ¿De qué sirve que más gente escuche los mismos contenidos que ya se encuentran en otras emisoras o que escuche contenidos de poca calidad como los que después de un día al aire se pueden apreciar en la nueva estación? Que más gente escuche el radio puede ser una finalidad para una estación privada cuyos móviles son el lucro y la ganancia monetaria, pero no para una estación del Estado cuya finalidad es garantizar la formación cívica, la educación y la cultura, ofreciendo contenidos de calidad, como, de nuevo, se señala en la Constitución, y no contenidos extremadamente pobres en los que se apela al sentimentalismo, a la motivación personal, a los lugares comunes, a las contenidos repetitivos, a las frases vacías como las que la directora de Radio Libertad, Olga Nelly García, expresó en su primer programa: “En este camino vamos juntos explorando, explorando nuevos rincones, explorando nuevas experiencias, explorando el tesoro más grande que puede existir [sic.], que eres tú…” Estos no son los contenidos que el Estado debe ofrecer a la ciudadanía, remedios emocionales para el malestar social que el gobierno no ha sabido resolver, pero sí agudizar.

Y desde luego, “la cultura es para todos los ciudadanos de Nuevo León”, pero es un prejuicio sin fundamento pensar que los que escuchaban Opus 102.1 son “unos cuantos”. ¿Unos cuantos en función de qué o en proporción a qué? ¿Qué datos les permiten decir que los que escuchábamos Opus somos unos cuantos? Más bien, justo porque la cultura es para todos los ciudadanos, el gobierno del Estado debería ocuparse de que en la radio pública se encuentren los contenidos que difícilmente emiten las estaciones privadas. Y aun si fuera cierto que sólo una minoría aprecia los programas culturales del tipo de los que se emitían en Opus 102.1, eso no cambiaría nada, pues el Estado no sólo tiene el deber de proteger o beneficiar a la mayoría, sino a todos, incluyendo a las minorías, pues en las condiciones de la oferta de la radio neolonesa el Estado también debe ocuparse de esos “cuantos” que aprecian la cultura que se difundía en Radio Nuevo León. Que la cultura es para todos no significa que todos escuchen la estación del Estado, ni siquiera la mayoría, sino que todos o la mayoría tengan acceso a los contenidos de esa estación. La Constitución manda que esos contenidos sean de calidad, fomenten la identidad nacional, eduquen, sean plurales y diversos, fomenten la igualdad entre hombres y mujeres, informen veraz y objetivamente, difundan las obras de producciones independientes. Aun en el entendido de que Opus 102.1 era una estación susceptible de mejoras, ¿cuáles de estas condiciones no las cumplía?

Por todo lo anterior, exigimos que se revierta el proyecto que busca refundir en el olvido la estación Opus 102.1; exigimos que se busquen otros medios para revitalizar esta estación que llegó a ser símbolo de la cultura en Nuevo León.

 

Tirso Medellín Barquín

Presidente de la Comunidad Filosófica Monterrey A.C.

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